Latakia, 9 abr (SANA) Por su gran pasión por la belleza de las antiguas callejuelas sirias, la artista franco-siria Aline Geoffroy dedicó su vida a reflejar en sus cuadros los detalles mágicos de estos lugares únicos en las ciudades de Damasco y Latakia.
Nacida en 1930 en la ciudad de Latakia de padre francés y madre siria, Aline pasó su infancia en la ciudad costera antes de mudarse al Líbano, donde continuó sus estudios de fotografía y artes plásticas en la Academia Libanesa de Bellas Artes de Beirut. Más tarde completó su formación en la Academia de Bellas Artes de Roma, Italia, donde se especializó en la representación de calles y monumentos antiguos.
Aunque Beirut, apodada la “París del Este”, y Roma, la “ciudad del amor”, ofrecían inspiraciones artísticas, Geoffroy prefería quedarse en su Latakia natal. Desde pequeña se había enamorado del encanto de los callejones estrechos y sinuosos de Damasco y Latakia, donde encontró un mundo rico en historias y vida que decidió plasmar a través de sus pinturas.
A pesar del rechazo de su familia hacia su enfoque artístico, Aline no cedió a la presión y perseveró en su pasión. Durante más de 65 años, ha plasmado su amor por los rincones y calles sirias en obras que capturan el paso del tiempo en las ciudades y sus callejones.
Quizás nunca imaginó que, al llegar a su novena década de vida, sus cuadros se convertirían en referentes de los cambios urbanos de Siria. Sus obras documentan la memoria de los barrios de Latakia, como las escenas que pintó entre 1959 y 1961 del templo de Baco en el antiguo barrio otomano, conocido como el “barrio de los mendigos”, del cual solo quedan ruinas, ahora renombrado como el barrio de Achrafieh.
“Una vez, caminaba por una calle y descubrí un barrio antiguo que no conocía. Fui a casa, tomé mis herramientas y volví para pintarlo. Luego empecé a entrar en tiendas y barrios para dibujarlos. Cuando supe que estaban demoliendo el antiguo puerto de Latakia, me dediqué a capturar cada detalle en mis pinturas, que hoy conservo en mi casa”, cuenta Geoffroy.
La artista añade que lleva más de 65 años dedicándose a la pintura, apasionada por los tonos de las piedras y los colores antiguos. Así, sus obras incluyen escenas de los barrios y callejuelas de Latakia, Damasco, Alepo, Banias, Tartous y Hama.
Incluso en los momentos de mayor peligro que amenezó su ciudad por la guerra, Aline se aferró a su ciudad, guiada por una nostalgia profunda y sentimientos encontrados entre el duelo por lo que el tiempo ha borrado y la aceptación del cambio como parte de la vida humana.
Geoffroy ha participado en numerosas exposiciones colectivas organizadas por la UNESCO y ha sido galardonada con el Premio de Pintura en Acuarela, además de otras exposiciones en Damasco y Latakia.